el SER y el SABER

“A donde quieras que  vayas, ve con todo tu corazón” Confucio.

“LA DOCTRINA DEL CORAZON ABRE LAS PUERTAS DE LA SABIDURIA”

V.M. Samael Aun Weor

Hay un sentir muy fuerte y a la vez desconocido; un sentir que, sin saber de dónde proviene, no podemos callar y que al desconocer su lenguaje no logramos tampoco interpretar su mensaje.

A través del tiempo,  grandes escritores y filósofos de la humanidad han querido expresar en sus obras la existencia de lo Real dentro nuestro, aquello que llamamos EL SER.

Él es lo más digno que todos tenemos. Poderosa fuerza que extiende sus lampos de luz, para que descubramos su presencia.

Lamentablemente, desde que nacemos su crecimiento y desarrollo quedan relegados a un segundo plano, alejándonos de lo que en verdad anhelamos  y desconocemos.

Como un viajero del tiempo, todos nosotros hemos llegado a esta vida con infinitas posibilidades de reencontrarnos con el estado original de nuestra existencia. El tiempo transcurre, lo que llamamos vida continua, siempre repleta de eventos y personas,  siguiendo los pasos de una sociedad, formándonos en un sistema educativo primero, luego con oficios, profesiones, etc.

Así va transcurriendo nuestra existencia y, sin saberlo, sólo se alimenta en nosotros EL SABER… a veces tan pequeño, lleno de teorías, dogmas, pensamientos y además creyendo que lo sabemos todo, que nuestra mente podrá responder y resolver a todas nuestras inquietudes sin cometer errores.

Sin embargo, eso no sucede.

Y aquellos sentimientos nobles, genuinos, verdaderos, propios de la sabiduría eterna que traemos desde todos los tiempos… aquello que es propio de EL SER, ¿cuándo recibe su alimento? ¿Le habremos dado acción en nuestra vida? ¿Lo desarrollamos a la par de nuestros conocimientos meramente intelectuales?

Así como nos enseñaron y aprendimos  las reglas ortográficas y las cuentas matemáticas, ¿nos habrán educado para descubrir los sentimientos de nuestro corazón, escucharlo y accionar de acuerdo a sus mensajes?

Ese sentir no se equivoca… EL SER nos dirige por los caminos correctos, guiando al mismo tiempo nuestra mente, para que estas columnas torales a que hacemos referencia que son EL SER y EL SABER, puedan desarrollarse juntas, en forma armoniosa.

Así es como uno aprende, poco a poco, a utilizar la mente para reflexionar, y accionar en la vida siempre en sabia combinación con los sentimientos de nuestro corazón.

Cuando comenzamos a vivir según los designios de nuestro SER, del sentir de nuestro corazón, nuestra vida cambia radicalmente, llegando a comprender las diferentes situaciones que se nos presentan a cada instante…

“A donde quieras que  vayas, ve con todo tu corazón” Confucio.

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