Las leyes Universales: El Karma

Las leyes Universales: El Karma

¿Alguna vez te preguntaste por qué hay personas que nacen en lechos de rosas y otras en la miseria? ¿Será que acaso la vida es injusta? ¿Será todo mera coincidencia? Los antiguos libros de la cultura universal exponen precisamente lo contrario. Ellos explican cómo la Creación se rige por Leyes Universales, tales como la ley del Karma. Es decir, que la casualidad no existe, sí la Causalidad.

¿Qué es la ley del Karma?

El Cosmos está regido por grandes Leyes Universales y una de ellas es la Ley del Karma. Los seres humanos poseemos el libre albedrío y por eso podemos hacer lo que queramos. Sin embargo, cada acción tiene una consecuencia. Es por eso que se dice “Quien siembra rayos, cosecha tempestades”.

Entonces, la ley del Karma, lejos de ser una venganza o castigo, es simplemente una ley de acción y consecuencia. No existe causa sin efecto ni efecto sin causa. Toda causa se transforma en efecto y todo efecto se transforma en causa.

Es por eso que cuando uno viene al mundo trae su propio destino. Si en la pasada existencia maltratamos, ahora nos maltratan, si en la pasada existencia traicionamos, ahora nos traicionan y si antes abandonamos, ahora nos abandonan.

“La ley de acción y consecuencia gobierna el curso de nuestras variadas existencias. Y cada vida es el resultado de la anterior.

Comprender íntegramente las bases y modus operandi de la ley del Karma es indispensable para orientar el navío de nuestra vida en forma positiva y edificante…“

En palabras sencillas diremos que Cualquier acto de nuestra vida, bueno o malo tiene una consecuencia. Por ejemplo: si hoy injuriamos a alguien, en algún momento, la ley de la compensación hará que alguien nos injurie. Pero también, si hoy ayudamos a alguien o compartimos con un necesitado nuestro pan. En algún momento esa acción volverá a nosotros y seremos ayudados. O cuando lo necesitemos, alguien compartirá con nosotros el pan. A esto último se le llama Dharma. Es decir la consecuencia de una acción positiva.

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¿Se puede modificar el Karma?

Lamentablemente, la sociedad actual ha caído en la ignorancia de las leyes universales que rigen la creación. Y es por eso que se pierde la oportunidad de manejar estas leyes cósmicas a su favor. Sin embargo, gracias a las enseñanzas que nos dejaron los grandes sabios de la humanidad, hoy podemos estudiar todo aquello.

En este caso, lo primero es saber que el destino y la situación de una persona se pueden cambiar con acciones concretas. Es decir que aquello que necesitamos hemos de dar: si necesitamos salud, visitemos a los enfermos. Si necesitamos vivienda, asistamos a los que están en la calle. Si necesitamos dinero, ayudemos al que más lo necesita.

“Karma es ley de compensación, no de venganza. Hay quienes confunden esta ley cósmica con el determinismo y aún con el fatalismo, al creer que todo lo que le ocurre al hombre en la vida está determinado inexorablemente de antemano. Es verdad que los actos del hombre los determina la herencia, la educación y el medio. Pero también es verdad que el hombre tiene libre albedrío y puede modificar sus actos: educar su carácter, formar hábitos superiores, combatir debilidades, fortalecer virtudes, etc.” Samael Aun Weor

Las Leyes Universales: Para reflexionar…

La justicia humana es subjetiva, ya que es impartida por personas imperfectas. Y por eso, como sabemos, puede cometer errores. En cambio, la justicia cósmica es objetiva, sus sentencias son matemáticas y precisas. Es por eso que se la representa como una mujer con vendas en los ojos y una balanza en sus manos. Sin embargo, como hemos visto, también existe la misericordia, para quien esté dispuesto a pagar sus deudas. Pero también es necesario comprender las causas de la realidad en la que nos encontramos. Para ello, cabe que nos preguntemos:

¿Qué es lo que anhelo? O ¿Qué hubiera querido para mi existencia? Tal vez anhelamos amor, que alguien nos quiera. Pero… ¿hemos dado nosotros amor? ¿Lo estamos dando ahora?

Quizá hubiéramos querido nacer en un hogar lleno de cuidados y belleza. Pero… ¿es eso lo que damos a nuestros hijos? ¿Procuramos la belleza y el bien para nuestros semejantes?

Sufrimos por el abandono de las personas, por la crítica, por el maltrato de los demás. Pero nosotros… ¿Jamás hemos criticado? ¿Nunca hemos maltratado a nadie?

Si queremos cambiar el estado en que nos encontramos necesitamos ser sinceros con nosotros mismos, auto examinarnos. Y eliminar el problema, eliminando su causa. Necesitamos darnos cuenta, de que muchas veces reclamamos lo que no damos. Es hora de cambiar eso, de modificar la causa, para que se modifique el efecto.

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